Puedo decir con orgullo que está ilustrada esta obra por uno de mis mejores amigos, y escrita, en parte de ella, por su mujer, a quien también tengo gran cariño. Cuando fui a visitarlos para que me dedicaran el libro, la advertencia de Ismael (Mel para los amigos), fue la de que, a pesar del público al que en teoría va destinado, niños que comienzan sus primeras lecturas, puede ser leída como un buen entretenimiento para los mayores.
Escuchando esto decidí leerme la historia de Gusarapo y Casi-casi antes de pasar el testigo a mi sobrina Alba, quien a sus nueve años se encuentra ya en esa edad. Imaginación no les ha faltado, la trama, con sus lógicos tintes infantiles, es original y muy fresca. La lectura se convierte en ágil, como debe ser para que no se duerma mi sobrina, y la magia, que asoma su cabeza en el tercer o cuarto capítulo, ya no abandona la historia hasta que no cierras el libro y te das cuenta, de que te lo has leído sin darte cuenta.
Quizás peca de corto, por ponerle un pero, pero los cuentos largos a mi me aburren, porque esto es un cuento, con moraleja incluida. Muy fresco y dinámico, moviéndose entre el miedo del hombre del saco (o la vieja arrugá) y la aventura de Hansel y Gretel (o Gusarapo y Casi-casi). Felicidades chicos, pienso comprarle un ejemplar a Alba para su cumple, porque este (el dedicado por mis amigos) me lo quedo con cariño en mis estanterías.